lunes, 17 de octubre de 2016

¡QUÉ VACACIONES TAN SUPERRATÓNICAS!

Antes de contaros esta historia, os voy a decir quién aparece. El primero de todos es Geronimo Stilton, un ratón muy firme y ordenado, bueno o eso parece. La siguiente es Petty Spring, una niña de catorce años muy granuja y un poco buena..., ya no os doy más pistas y empecemos con la historia.
Un día excepcional, Geronimo Stilton, se despertó más feliz que una perdiz, como casi siempre.
Geronimo, nada más levantarse, se duchó y se preparó el mayor desayuno que un ratón como él se podía hacer, un trocito de gonzola. Un trocito de parmesano, para ponerlo en el té, en una tostada. Untó mermelada y puso una loncha de gruyer, y aún así se bebió un permegagigabatido de queso de bola. Ya desayunado, salió de su casa para coger el metro.

Justo cuando entró al metro, se encontró con Petty Spring, la que hace las revistas para los niños, en el Eco del Roedor. Ella, no se sabe por qué, estaba cantando una cancioncita un poco irritante:
-Conozco una canción que pone de los nervios hasta a un melón... Ella no paraba de cantarla y a todo el vagón lo puso de los nervios, y lo más gracioso, es que cuando lo cantaba le echaban las culpas a Geronimo Stilton, porque pensaban que era su padre y después de todo Petty, para fastidiar a Geronimo, le decía que era su papá.

Geronimo le dijo a toda esa gente que no era su hija, pero no le hacían caso. Cuando pudo salir Geronimo del vagón, le dijo a Petty que como lo volviera hacer..., y en ese mismo momento Petty salió corriendo.

Cuando Geronimo fue al Eco del Roedor, descubrió que hacía mucha calor, así que puso el aire acondicionado, pero, de repente, el termostato se puso a treinta grados bajo cero y a Geronimo Stilton se le pusieron dos carámbanos colgando de la nariz, que les chocaban al respirar. En un segundo, Geronimo llamó a su secretaria Ratonila y le dijo que, qué  podía hacer. Lo que le dijo es que apagara el aire acondicionado, y de un santiamén, lo apagó.

Geronimo, al instante, llamó al electricista para que lo arreglara. Con muy mala suerte, no le cogió el teléfono, así que recordó un ventilador chiquitín que estaba en las cajas del sótano, pero con la mala suerte de que las aspas del ventilador le pillaron la cola y tuvo que ir al hospital para que se lo vendaran. En ese mismo momento se le ocurrió una cosa que era...

Si quieres saber más, leer es lo que tienes que hacer.

Recomiendo este libro porque al final te vienen los mejores juegos para tus vacaciones.

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