miércoles, 31 de mayo de 2017

NANO Y ESMERALDA

Un día, a Nano le dio por dar patadas a las piedras mientras andaba. Al instante, a éste le dio por tirar piedras al estanque, pero el vigilante no le dejaba. La segunda vez le llamó otra vez la atención. Y la tercera, el vigilante creyó que Nano le tiraba las piedras a los patos.


Al rato, el vigilante se CABREÓ y le dijo con una voz muy fuerte que, como tirara más piedras, le iba a dar un buen pescozón, "una torta". Y al instante Nano salió corriendo a cien por hora.

Al segundo de llegar a su casa, éste se quedó callado y no habló en todo el día. Cuando su madre le pedía explicaciones de por qué no había hecho el recado, Nano no tenía ganas de contestarle. Después, su padre le preguntó qué había hecho en el colegio. Él se quedó callado. Y eso lo hizo con  todo el mundo.

Al día siguiente, Nano hacía lo de siempre a pesar de que le dijeran que tenía que dar explicaciones. Cuando éste llegó a su casa, su madre, muy enfadada, le preguntó qué había hecho con los zapatos nuevos y, sin remedio, Nano se lo tuvo que explicar. Le dijo que le gustaba darle patadas a las piedras, y ver pasar a la gente y que a su amiga Arancha, no.

Nano, con mucho sigilo, se fue con Arancha a los columpios. Pero Nano se paró y decidió ver a la gente. A él le gustaban las personas, como por ejemplo: una señora que paseaba a sus mellizos, una chica con un perrito diminuto........

Pero de repente.............. no se lo creía................ era............... Arancha............. alucinaron........

Y si quieres saber más, leer es lo que tienes que hacer.

Al principio de este libro pensé que no me gustaría, pero me acabó encantando, ya que el final es maravilloso.

Este libro se lo recomiendo a las personas: amables, cariñosas, sentimentales, especiales e imaginativas.

Espero que os lo leáis.

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